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martes, 26 de abril de 2011

Empleabilidad en el siglo XXI



Publicado originariamente en Blog de Empleo Moster. Abril 2011.



Que el mundo que conocíamos ha cambiado es una perogrullada; que la amplitud de los intervalos se ha reducido considerablemente es una obviedad. Lo que resulta incomprensible es que, siendo así, nuestra sociedad y nosotros no hayamos evolucionado al ritmo de los tiempos.

1980 marcó el tránsito de la sociedad industrial a la economía creativa, desplazando el eje de competitividad y generación de riqueza a la atracción, retención y desarrollo del talento; es decir, situando el centro hacia las personas, hacia los profesionales y muy especialmente hacia la nueva clase creativa. Pero no lo hemos querido ver.

La década siguiente representó un vuelco propiciado por los avances tecnológicos y fundamentalmente por la popularización de Internet poniendo aún más en evidencia los efectos de la globalización: una caída de fronteras, tiempos y distancias que ha dado lugar al imperativo de la deslocalización (offshoring), un efecto que también ha llegado al mercado de profesionales y trabajadores, y que ha llegado para quedarse.

Ahora mismo el empleo es un bien escaso que, en opinión de los expertos1 parece que en España no tiene visos de recuperación hasta 2013 (otros lo fijan en 2015). Sin embargo, ni nuestra sociedad lo administra eficientemente –o sería capaz cuando menos de mantenerlo- ni la mayoría de los trabajadores estamos preparados para incrementar nuestras opciones de empleabilidad; pues ahora los empleos se han internacionalizado en un mundo en el que los conceptos de distancia y accesibilidad han cambiado radicalmente.

Políticos y dirigentes tienen la misión fundamental de construir sociedades sostenibles, cuyos modelos de desarrollo descansen en la apertura (pensar globalmente y actuar localmente: glocalización), integren la diversidad (supresión de barreras sociales, políticas y económicas), practiquen la tolerancia (convivencia y flexibilidad moral y legislativa entre lo propio y lo foráneo) y promuevan la educación para afrontar un futuro que es presente (competitividad).

Ni la sociedad española, con el concurso de todas las fuerzas vivas, ha acometido en serio un proceso de revitalización y modernización orgánicas –de la sociedad y de la ciudadanía- ni se ha apalancado principalmente, como digo, en la educación; pero tampoco ha sabido invertir exitosamente en proyectos de I+D+i ni ha sabido reducir su dependencia energética; como tampoco trabajadores, familias y estudiantes nos hemos venido preparando para afrontar estos cambios que ya se nos han echado encima.

Entre los resultados, una crisis que no ha podido ser amortiguada por los próceres de la patria. Entre los efectos, el récord de España en el nivel de desempleo (la primera de toda la Unión Europea). Un país en el que la pobreza2 (fijada en este mes de marzo en un 22,9%) supera en 10 puntos la de Europa.

En este escenario, estudiantes y trabajadores hemos de gestionar nuestras opciones de futuro cambiando de mentalidad. Si desde hace décadas los empleos ya no representan una renta vitalicia, pretender ser empleable pasa por reforzar el propio bagage, un fondo de recursos cimentado no solo en (1) conocimientos especializados, sino incremetado mediante la (2) adquisición de un plantel de competencias genéricas o transversales, e incorporando en el propio acervo otros (3) idiomas entre los que también se cuenta el (4) prácticum del internauta social, pero también adoptando (5) actitudes tendentes a disminuir la distancia cultural y a reducir las barreras locales, estando abiertos a fijar la (6) residencia en cualquier parte, no ya de la geografía patria, sino de la Tierra, siendo capaces de trascender al mero alojamiento de perfiles en la Red y superando el vídeo-currículum.

Hoy ya es posible aprovechar verdaderamente el poder de la tecnología en manos del ciudadano, no para ser localizado y ‘tentado’, sino para involucrarse verdaderamente en los fenómenos de transferencia e intercambio de información y participar en los procesos de empleabilidad deslocalizados.

Si las prácticas de intermediación en el mercado del empleo han cambiado, también deben evolucionar las rutinas de búsqueda de empleo y de presentación de candidaturas; admitirlo es la primera condición para multiplicar las propias oportunidades.

Según una firma especializada, el año pasado un 30% de la contratación de ejecutivos en Europa se ha realizado consierando al menos 4 países productores de talento, mientras que el año inmediatamente anterior el 95% de las contraciones europeas concentraban su búsqueda en candidatos residentes en el país en el que estaba radicada la empresa productora de la oferta.

Worldwide Operations Platforms es un ejemplo del aprovechamiento de la tecnología aplicada a la búsqueda deslocalizada de profesionales para un mercado de empleo que ya es global y que trasciende barreras vitales, psicológicas, culturales, lingüísticas, económicas y también legislativas, pues el empleo se ha deslocalizado como antes lo hicieran los procesos de fabricación y de provisión de materias primas.

A la búsqueda de empleo se le suma hoy la aventura de colonizar nuevos territorios.

Si antes el empleo lo creaban las empresas, ahora, en un mercado local de escasa oferta y con abundancia de profesionales, la empleabilidad está en manos de los candidatos que sepan construir su identidad digital, posicionar su marca y viralizar su propuesta de valor. Si antes esperábamos a conocer una oferta para presentar un currículum, ahora hay que crearse oportunidades donde antes no se buscaban.



© Javier Villalba | http://jvillalba.wordpress.com/--
1. Observatorio demografía y mercado laboral.
2. Informe del mercado laboral correspondiente a marzo de 2011. Afi Agett, Asociación de Analistas financieros y la Asociación de las Grandes Empresas de Trabajo Temporal.
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