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miércoles, 6 de julio de 2011

La marca personal marca la diferencia

Publicado originariamente en Monster blog de empleo 30 junio 2011

Más de 4 millones de ciudadanos en situación de desempleo son conscientes de las dificultades actuales para recolocarse y también para acceder al primer empleo. No hace falta acudir al barómetro del CIS para darse cuenta de que la principal preocupación de los españoles es el paro. Como digo, más de 4 millones de ciudadanos lo sufren en primera persona.

Quienes buscan emplearse se han dado cuenta de que hoy ya no basta con blandir un buen currículum vitae para exorcizar al fantasma del paro; las diferencias formativas, a excepción del dominio de un segundo idioma, son cada vez menores sobre el papel y, además, el papel ha perdido pujanza ante la flexibilidad que permiten los formatos digitales, pues en la actualidad hay que considerar el currículo como un contenido y, en tanto que tal, será susceptible de aportar valor, o no, más allá de la mera enumeración –cronológica o temática- de presuntos méritos.

La situación actual, por tanto, permite que un demandante de empleo conciba su currículo como si de un objeto social se tratara con la finalidad de ingresar en la web social con mayores posibilidades de congregar, en torno de su marca personal, a quienes, en efecto, monitorizan la red buscando identificar candidatos cualificados, útiles para sus propósitos de intermediación en el mercado laboral. No hablo de otra cosa que de ‘ponerse a tiro’ de esa actividad en la red que ha dado en denominarse reclutamiento 2.0.

Pues hay dos maneras de estar en Internet para encontrar trabajo: o esperar a que a uno le encuentren o movilizar los propios recursos para salir al encuentro de oportunidades; que las hay. Cualquiera sabe que la primera opción no conduce al fin deseado.

De manera que, además de (1) prospectar opciones en buscadores y directorios, (2) inscribir el currículo en sitios de intermediación, (3) rastrear la red para identificar nuevas ofertas en vigor, (4) suscribirse a ciertos sitios, (5) crear alertas sobre determinados términos, (6) dirigirse a reclutadores, seleccionadores y mandos de empresas, (7) abrir perfiles en redes sociales verticales, afines a la especialidad profesional, habrá que hacer algo más, (8) interesará tomarse la molestia de definir y construir la propia identidad. Y habrá que trazarse un plan de acción.

Los expertos en reclutamiento y selección de personal hace tiempo que desembarcaron en la web social, pero no se han conformado con implementar sofisticadas plataformas para relacionarse con profesionales y demandantes de empleo, atrayéndoles mediante reclamos para poder capitalizar extensas bases de datos que se alimentan solas, sino que también monitorizan activamente la red en busca de profesionales y siguen atentos actividades en las redes sociales -verticales y generalistas-, buscando dar con el candidato idóneo para satisfacer las demandas de sus clientes, e inspeccionan perfiles y referencias para garantizar la bondad de los candidatos con los que entran en contacto, ya sea analógica o digitalmente. Da lo mismo, en la red hay información valiosa para cualquiera que sepa extraerla y este hecho puede potenciar una candidatura o dar al traste con sus posibilidades.

Les daré un dato. Hoy, un head hunter te puede estar siguiendo en LinkedIn sin que seas consciente de ello, puede que tu actividad le anime a proponerte una oferta, es posible que si aceptas te solicite una entrevista inicial por Skype y que, a resultas de la misma, te proponga que le contestes un cuestionario de cinco preguntas en vídeo, que te pedirá le remitas a determinado buzón de correo, y solo si es favorable su percepción hacia ti puede que te proponga una entrevista personal.

Ya no basta con ser un experto en…, cualquier profesional ha de adquirir una cultura digital que debe integrar con normalidad y ha de aprender a administrar su huella digital.

En el caso anterior, el reclutador ha (1) buscado en la red sujetos que cumplan cierto perfil, ha (2) identificado una suerte de posibles candidatos, ha (3) examinado sus currículos profesionales, ha (4) recopilado las referencias que ha podido y ha (5) rastreado su huella digital, mientras (6) sigue su actividad en la red en busca de indicios que le permitan avanzar en sus primeras decisiones de contacto; incluso (7) puede haber interactuado contigo, probablemente de manera indirecta o circunstancial, so pretexto de cualquier conversación activa o con motivo de cualquier nuevo contenido que agregues a la red o en cualquier otra en la que estés.

Quiere ello decir que la actividad digital no es indiferente y que la marca propia es la que hoy mejor puede ayudarnos a marcar la diferencia.
Si la barrera de los mundos analógico y digital hace tiempo que se desvaneció, hoy nuestras vidas son on & off, están absolutamente relacionadas, son la misma vida, y ello nos brinda una magnífica oportunidad.
Por ello, el currículum, siendo importante es un elemento más, y circunstancial, de un objeto social de categoría superior que es el candidato en cuestión, su marca personal y como ésta se manifiesta y el valor que aporta, tanto en el mundo digital como en el analógico.

Buscando otra perspectiva a nuestro penoso liderazgo en tasa de desempleo, les animo a pensar en los siguientes términos. Si a los 4.910.200 ciudadanos en situación de búsqueda activa de empleo les sumamos un 30% de los profesionales en activo (18.151.700) en situación de búsqueda de una mejora profesional, el problema de gestión de candidaturas ante cualquier proceso es una garantía de que todo proponente que se diferencie tendrá más oportunidades.

No lo deje para luego y empiece a gestionar su identidad digital, con el tiempo le reportará numerosas ventajas.

© Javier Villalba | http://jvillalba.wordpress.com/

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