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sábado, 12 de noviembre de 2011

¿Puedes recomendarme?


Un fenómeno que, en el caso que nos ocupa, y debido al abuso, ha terminado por traducirse en la frase Eres más falso que una recomendación en LinkedIn.

El valor de las recomendaciones

Antes de concluir un proceso de selección profesional, el seleccionador suele echar mano de las referencias profesionales en un intento de discriminar valías, pero también como estrategia de refuerzo de su pronóstico sobre cada una de las candidaturas finalistas; si bien en no pocas ocasiones el proceso se invierte, principalmente en supuestos de cobertura para puestos de mayor nivel, toda vez que la prospección de ejecutivos suele comenzarse por la búsqueda de referencias profesionales. Téngase en cuenta que una de las técnicas de reclutamiento es la denominada ‘búsqueda directa’, que tanto echa mano de las referencias en archivo o en base de datos como de la prospección de fuentes de información y chequeo de contactos o informadores.

Sea como fuere, hacerse con (a) una lista de referentes o prescriptores, que den razón del buen hacer de uno, disponer de (b) un número de cartas de recomendación significativas1 y relevantes2 al caso y poder mostrar (c) evidencias o ejemplos de los logros que uno ha proporcionado en el transcurso de su carrera profesional son herramientas imprescindibles para mejorar las opciones de recolocación para quien está en lo que ahora se denomina ‘en situación de tránsito profesional’3.

Crecimiento de las redes sociales

En los últimos años la gestión del empleo no ha sido inmune al crecimiento que han venido experimentado las redes sociales y, más precisamente las denominadas redes verticales o profesionales, nuevos espacios a los que se ha desplazado una buena fracción de la oferta y la demanda y en los que se concitan empleadores, demandantes e intermediadores de empleo.

Espacios de networking en los que se ha popularizado la rutina de solicitar, a la red de contactos, que le recomienden a uno; lo que suele ser una petición que incomoda a más de uno y que me parece fuera de la más elemental normativa para la sana convivencia entre los miembros de una red en la que prima más la contribución que el ventajismo.

Un fenómeno que, en el caso que nos ocupa, y debido al abuso, ha terminado por traducirse en la frase Eres más falso que una recomendación en LinkedIn.

(Según estoy escribiendo esta nota me llegan dos nuevas peticiones de recomendación, precisamente a través de LinkedIn4)

Por alguna razón que se me escapa, los seres humanos tendemos a degradar los ecosistemas en los que habitamos. Así, habida cuenta del coleccionismo compulsivo de contactos y del acopio de recomendaciones que venimos observando en el mundo digital, no me cabe duda de que el exceso en dicha práctica también se traduce, automáticamente, en (a) pérdida de valor del contenido expresado, (b) reducción de la credibilidad del testimonio y (c) merma del significado de un dato que debiera ser diferencial y cualitativo. Y también espontáneo.

Ha llegado, por tanto, en materia de aporte de garantías, la necesidad de diferenciarse de la masa cuando uno pretende recolocarse ofreciendo un plus frente a competidores.

Por otra parte, la recomendación cobra más valor cuando ha sido un gesto espontáneo y generoso de un profesional que te conoce y te reconoce, que ha trabajado o trabaja contigo y decide ofrecerte una dádiva en concepto de reconocimiento sincero.

Pero estando probado que la generosidad espontánea no suele ser un atributo que abunde en los tiempos que corren, me parece más práctico hacer acopio de evidencias más creíbles, un paquete de garantías (referencias, cartas y hechos probados: proyectos) a ofrecer en el currículo y en la carta de presentación, previa petición, y a exponer sin reservas en una entrevista de selección.

Llegados a este punto, un complemento curricular, al modo de profesional book, no sería una mala estrategia.

Conclusión

Desde la perspectiva del origen del mensaje, una recomendación es eso, aceptar ponerse por testigo de una afirmación respaldada por medio de la propia palabra; significa dar fe de las afirmaciones, exponiendo en lo que se garantiza la propia imagen, credibilidad y confianza de que uno sea acreedor. Darla en vano es poco menos que suicida.

Desde el punto de vista del que la ostenta, la recomendación debería ser un activo cierto, un aval garantizado, un valor en sí mismo.

Desde el punto de vista del analista, del seleccionador o del empleador, las evidencias del ser y del estar y del quehacer del postulante son, sin duda, una garantía cierta, elementos que suman a favor de la certidumbre haciendo de contrapeso de un pronóstico, siempre incierto hasta que se eleva a diagnóstico.

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1. Significativas: de los empleadores para los que se ha trabajado.
2. Relevantes: sobre la consideración profesional que se ha merecido.
3. En paro, desempleado, en situación de búsqueda activa…
4. Algunos sondeos tildan a LinkedIn como la mejor red social para buscar y/o encontrar trabajo. La notoriedad espontánea de las redes sociales en España, según el II Estudio sobre Redes Sociales en Internet, Noviembre de 2010, no se corresponde con estos resultados. Facebook figura en el primer lugar, mientras que LinkedIn aparece en la 9ª posición, de las 13 redes que se consideran; distanciamiento que se mantiene en conocimiento sugerido (Facebook la 1ª y LinkedIn la 9ª, en este caso de 9 redes); resultados, en ambos casos, muy similares los dos últimos años, a excepción de Twitter cuyo conocimiento espontáneo se ha triplicado entre 2009 y 2010.
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Publicado originariamente en Monster 11 noviembre 2011

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